miércoles, 23 de julio de 2014

Capítulo 41.


-En ningún momento quiero jugar con tu hija. - Me miraron alarmadas al percatarse de que estaba escuchando la conversación. - Y estoy cansada de que la gente piense que no tengo sentimientos. 

-Fuiste tú la que te marchaste aquél día dejando a mi hija por los suelos. - Sin ningún reparo la mujer se me encaró. 

-¿Y qué crees? ¿Que yo no lo pasé mal? - Me eché el pelo hacia atrás de manera nerviosa. - No sé si Patri te habrá dicho por qué cortamos, pero no fui yo. Ni ella. Simplemente llegamos a la conclusión de que no podíamos seguir juntas. - Me di la vuelta y vi el rostro desencajado de mi novia. - ¿No le contaste nada? - La chica simplemente negó con la cabeza avergonzada. 

-Me da igual el motivo. - Indicó su madre. - Pero si ya salió mal una vez, ¿por qué ahora iba a ir mejor?

-¡Porque no voy a dejar que pase! - Di un golpe en la mesa mientras exclamaba aquello. - Ya sé lo doloroso que es perder a quien quieres una vez, y no pienso volver a sufrirlo. - Me acerqué a Patri y cogí su mano. - Y no pienso separarme de ella nunca más. 

Sin soltar la mano de mi novia cogí el bolso y me dirigí a la puerta. No aguantaba ni un minuto más entre esas cuatro paredes. Patri se despidió de su madre diciendo que luego la llamaría y tiré de ella hasta sacarla de allí. No quería compartir suelo con una persona que no respetaba nuestra relación. Ya estaba cansada de impedimentos. Si algo me había enseñado la vida es que nunca puedes dejar de luchar por lo que quieres, y yo había conseguido un enorme martillo para hacer polvo las piedras que se interpusieran en nuestro camino. Me había hecho fuerte. No quería derramar más lágrimas, ni escuchar de nuevo el crujido de mi corazón al romperse. La Malú dura que defiende lo que tiene hasta llegar a su meta había vuelto. 

Bajamos en el ascensor sin pronunciar palabra y volvimos a coger el coche, esta vez dirección Sevilla. Por la mañana habíamos cargado las maletas en el vehículo para no tener que volver a pasar por casa. Esa noche me esperaba un concierto increíble, en una ciudad que siempre me transmitía mucho cariño. Iba con ganas de romper el escenario con cada pisada, y que mi voz llegara al corazón de cada una de las personas que me estuvieran viendo. 

Pero no podía concentrarme en la carretera, ni en las canciones del concierto, ni en mi propia respiración si a mi lado tenía a mi chica derrumbada. Apoyaba la cabeza frente al cristal y su mirada se perdía en los coches que pasaban a nuestro lado. No hablaba, no cantaba y había perdido su característica sonrisa. Paré el coche bruscamente en un espacio arenoso colindante a la carretera, saltándome cualquier regla de tráfico. Giró bruscamente la cara para mirarme y buscar la razón de mi acción. 

-¿Qué haces? - Preguntó volviendo todo su cuerpo hacia mi. 

-No pienso seguir hasta que no hablemos...

-Malú, vamos justas de tiempo. - Miré el reloj para comprobar que era cierto, pero no me importó. - No vamos a llegar a la hora a Sevilla...

-Me da igual, yo no arranco hasta que no solucionemos esto. - Agachó la cabeza y asintió. Iba a hablar y soltarle todo lo que pasaba por mi cabeza, y sobre todo, por mi corazón. - Mira, yo sé que has sufrido por mi y que lo has pasado muy mal. - Alcé su rostro cogiéndole de la barbilla para ver sus ojos apenados. - Pero créeme que yo también he sufrido. No me importa lo que piense tu madre, lo único que me importa es lo que pienses tú. Y sé que yo no he dejado cosas por ti. Mi vida es un escenario, pero si tu no estás en esa vida, nada tiene sentido. 

-Yo no te estoy echando las culpas de nada a ti. Sé que ambas lo hemos pasado mal. - Acarició mi mejilla con el dorso de su mano. Y al fin pude ver una pequeña sonrisa en sus labios. La pena fue que sólo duro unos segundos, justo hasta que continuó hablando. - Lo que no me ha gustado es ver como mi madre y tú discutíais. Junto a mi hermana, sois las mujeres más importantes de mi vida, y no quiero que os llevéis mal. 

- Yo no tenía ningún problema con ella. - Aparté la mirada de sus ojos. - La que ha empezado a decir cosas sobre mi ha sido ella. 

-Vale, ahí tienes razón. - Besó mi mejilla y luego arrastró sus labios hasta situarlos cerca de mi oído. - Y ahora, ¿podemos irnos ya? 

No me quedé convencida con la conversación, pero al final íbamos a llegar tarde en serio e iba a ser peor. Aún quedaban cabos por atar que solucionaríamos en otro momento. Asentí y me dispuse a arrancar, pero antes de que pudiera hacerlo tenía sus labios sobre los míos. Un beso con el que quería tranquilizarme, hacer que me olvidara de todo. Y lo consiguió por que ella es así de especial. Cuando abrí los ojos vi los suyos y me alegré definitivamente. Tenían ese brillo que daba color a mi vida. Ese verde intenso que me encerraba en su pupila y que daba sentido a mi existencia. Vivía encarcelada, pero siempre y cuando fuera en el interior de su precioso iris, no me importaría que la condena fuera perpetua. 

Retomamos el viaje con las sonrisas iluminando nuestras caras. No hablábamos, pero ya no era necesario. A veces notaba sus ojos clavados en mi, y al girarme para observarla se echaba a reír. Me moría por saber que pensaba al mirarme. A mi también me había pasaba eso de quedarme embobada observando minuciosamente su rostro. Y lo que pasaba por mi cabeza era: "¿Cómo demonios se puede ser tan perfecta?" 

-Te he dejado pintalabios en el moflete. - Volvió a reírse exageradamente. 

-¿Por eso te reías todo el rato? - Asintió sin cesar sus carcajadas. - Eres tonta, definitivamente. Límpiame. 

No era tan gracioso, pero amaba verla así de contenta. Su risa resonaba por todo el coche y se adentraba en mi interior, haciendo que las mariposas que ella misma creó en mi estómago batieran con más fuerza sus alas. Estaba feliz, y eso provocaba el mismo sentimiento en mi. Aproveché un semáforo para verme reflejada en el móvil y quitarme el carmín. Pero no me dio tiempo. Antes siquiera de que cogiese el teléfono, Patricia cogió mi cabeza con ambas manos y recorrió mi moflete con su lengua repetidamente. 

-¡Serás asquerosa! - La aparté de un empujón y me quité sus babas con la palma de mi mano. 

-¿No querías que te limpiase? - Bromeó. 

-Estás hoy graciosilla... - Sequé mi mano en su pantalón. 

Entre unas cosas y otras, llegamos a la habitación del hotel a las seis de la tarde. Como nos esperábamos, se nos había echado el tiempo encima. Tenía que estar en las pruebas de sonido a las seis y media porque el concierto empezaba a las nueve. Ya empezaba con los nervios previos al concierto. En esas horas era mejor no hablarme mucho porque estaba concentrada en mis cosas y saltaba a la mínima. Dejamos las maletas tiradas en el suelo y pasé al servicio para refrescarme un poco. Cuando salí, Patri estaba en ropa interior poniéndose algo más apropiado para el concierto. Me quedé impactada observando sus curvas. ¿Cómo iba a concentrarme en el show teniendo delante de mis ojos tal monumento? Me acerqué y la abracé por la espalda. Sonreí al notar como se le erizaba el pelo. Ella provocaba el mismo efecto en mi, así que estábamos empatadas. Se dio la vuelta y atacó mi boca. Un beso lento, pero que me quemaba los labios y anulaba mis sentidos. Me fue empujando poco a poco, haciendo que diera pasos hacia atrás, hasta que mi cuerpo se posó en la cama. Puso una pierna a cada lado de mis caderas y siguió con el beso. Cada vez había más ganas. Cada vez era más difícil resistirme a seguir el movimiento de sus labios. 

-Espera. - Frené el beso, muy a mi pesar, poniendo mi dedo índice en sus labios. - Tenemos que irnos. 

-Joder. - Se dejó caer a mi lado y cerró los ojos. - No me dejes así. 

-No es el momento. - Me levanté y tiré de ella para que se reincorporara. - Vístete que nos vamos. 

No sé qué milagro se produjo exactamente, pero llegamos a las pruebas de sonido a la hora exacta. Ni un minuto más ni uno menos. En los ensayos ya podía sentir cómo me temblaba el cuerpo. Era increíble cómo, después de tantos años, el escenario seguía produciendo en mí los mismos nervios. 

Me maquillaron, me peinaron y me dejaron lista en el camerino cuando quedaban minutos para empezar el concierto. Andaba de una punta a otra, como siempre. Intentaba dejar la mente en blanco para que nada influyera en mis pensamientos. El móvil de mi chica soñó y con un gestó me preguntó si podía cogerlo. Asentí y seguí a lo mío, pero no me esperaba lo que me deparaba. 

-Hola, mamá. - Frené en seco y la observé hablar. - No, no. Estoy en mi casa sola. - ¿¡Cómo!? No me podía creer lo que acababa de escuchar. - Mamá, mejor te llamo luego y hablamos tranquilamente, que se me va a quemar la pizza. - Cada una de sus palabras me descolocaba más. - Adiós, yo también te quiero. 

-¿Qué cojones ha sido eso? - Me crucé de brazos frente a ella. 

-Si le decía que estaba contigo iba a enfadarse porque sigue con la actitud de esta mañana. 

-Ah, genial. - Sonreí irónicamente. - Ahora no vamos a esconder hasta de tu familia. 

-Cielo, no exageres. - Se levantó para quedar a mi altura. - Ha sido sólo ahora. Cuando lleguemos a Madrid ya veremos lo que hacemos. 

-Ya veremos lo que hacemos... - Repetí sus palabras y me llevé las manos a la cabeza. - Pues como hagas lo mismo que has hecho esto mañana cuando tu madre y yo estábamos discutiendo... Lo llevamos claro. 

-¿Qué querías que hiciese? - Exclamó. 

-¡Pues defenderme! - Grité. - Entiendo que no te quieras posicionar entre tu madre y yo, pero esta mañana no tenía motivos para meterse conmigo. Y tú te quedaste es silencio viendo como me decía todas esas cosas que sabes que son falsas. 

- Ella sólo intenta protegerme. Ya vio cómo lo pasé mal una vez y no quiere... 

-¡Esa es otra! - Le interrumpí. - ¿Por qué no le contaste en motivo de nuestra ruptura? Normal que me odie si me dejaste como la mala. 

-¡No te dejé como la mala! - Ahora era ella la que perdió los nervios. - Simplemente preferí no hablar de el tema porque cada vez que lo hacía me moría. 

-¡Malú! ¡Es la hora! - Exclamó un técnico desde el otro lado de la puerta. 

Miré Patri con decepción antes de salir del camerino. Su piel había enrojecido y sus ojos estaban a punto de bañarse en lágrimas. Pero no tenía tiempo para evitar su llanto. Mi público me esperaba. Salí al escenario con mas nervios que en cualquier otro concierto. La voz me temblaba durante los primeros temas y no era capaz de empastar a la perfección con la música. Notaba que estaba decepcionando a mi gente. Y, para terminar de entristecerme, no veía a Patricia por ningún lado. La buscaba entre los técnicos sin ningún éxito. 



Llegaron los temas lentos, los más duros. Lloré hasta un punto en el que creí que no me quedaba más líquido por expulsar en el cuerpo. ¿Por qué ahora? Habíamos conseguido superar cosas peores. Ya no existía la distancia. Y aún así, la vida volvía a poner trabas en nuestro amor. Quedaban pocas canciones cuando llegó el turno de 'Blanco y Negro'. La que yo siempre había tratado como nuestra canción por lo bien que nos definía. Normalmente, en ese tema dejo que el público se deje la voz y cante con todas sus ganas mientras yo me limito a escucharles. Pero ese día fue diferente. Pedí a la banda, de manera improvisada, que me dejarán cantar esa canción simplemente con la guitarra de mi hermano. Quería que quedase lo más íntimo posible. Y el público respetó mi elección, y por cómo me miraban, supuse que les estaba gustando. 



Canté la canción como si me dejara la vida en ello. Bueno, en realidad lo estaba haciendo, porque mi vida era ella, y yo estaba dedicándole cada una de las palabras que salían de mi garganta. De pronto, cuando apenas quedaban un par de versos, la vi aparecer entre bambalinas. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Al verla así se me quebró la voz, y tuve que tragarme las lágrimas para poder seguir cantando. El tema acabó y atisbé una diminuta sonrisa de mi chica. Lo había conseguido. No solo había salido de mi camerino, sino que también la había hecho sonreír. 

Me disculpé ante Sevilla por el concierto que había dado. En los tema lentos se me rompía la voz, y en los que requerían potencia no supe estar a la altura. Me despedí de ellos prometiéndoles que volvería pronto para compensarles mi mal día y me dispuse a cantar la última canción. 'Como una flor'. Gracias a la pequeña sonrisa que acababa de ver en los labios de mi chica pude cantar con más ánimos. Bailé más de lo que lo había hecho en cualquier momento del concierto. 

El concierto acabó y salí corriendo a buscar a Patri por los pasillos. Estaba decidida. Las circunstancia nos ganaron la batalla una vez, pero no volverían a hacerlo jamás. Lucharía por ella. Por no perder la magia que existía entre nosotras. Haríamos frente a muchos problemas y a muchas personas, pero nos teníamos la una a la otra y eso bastaba. Apreciaría cada momento a su lado más aún, si es que eso era posible. Por fin, la vi a lo lejos y corrí hasta pararme frente a ella. Sus ojos. Benditos eran sus ojos. Nunca me cansaría de decirlo, que me pasaría el resto de mis días zambulléndome en su mirada. Y su boca. Esa boca en la que tantas veces me había recreado y lo haría hasta el fin de mis días. 

- Malú, siento haberme puesto así... - Interrumpí sus palabras con un intenso beso en los labios. 

- Patri, vámonos. Vámonos lejos hasta que tenga que volver a los conciertos. - Cogí sus manos. Lentamente los extremos de su boca iban formando una gran sonrisa. - Solas tú y yo. Dos semanas en las que nuestra única preocupación va a ser perder la cuenta de los besos que nos damos. 

-¿A dónde? - Murmuró acompañando sus palabras de una casi inapreciable risa. 

-Allí donde no llegue la razón. 

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¡Bueno, chicos! ¡Y hasta aquí la primera temporada de la novela! Y sí, habéis leído bien... ¡HABRÁ SEGUNDA TEMPORADA! 

Principalmente quiero decir una cosa, que no se me puede olvidar.  Doy las gracias a mi presi, @novelateconozco, por todas esas ideas y porque en este capítulo ha tenido bastante influencia. (En este y en todos... Pero bueh) JAJAJAJA La cosa es que lo de: " Mira, yo sé que has sufrido por mi y que lo has pasado muy mal... Etc", ese párrafo, lo ha escrito ella. A mi me parece precioso. 

Y sigo... Desearía que cuando vuelva, los que me leéis siguieseis opinando y tratándome como lo habéis estado haciendo todo este tiempo. Creo que he perdido la cuenta de las veces que he dicho "gracias" desde que escribo la novela jajajaja. 

Podría escribir aquí una lista interminable de agradecimientos, porque es verdad que muchas personas intervienen para que los capítulos salgan a la luz. Pero esto es un hasta luego, y no un adiós. Así que ya habrá tiempo de nombrar a todas y cada una de las personas que intervienen en los capítulos ;)

Os adelanto que volveré en unas dos semanas con las pilas cargadas. Voy a intentar seguir progresando y, subir la calidad de lo que escribo. Además, os seguiré molestando por Twitter aunque no suba capítulos jajajaja

Ah, una mención especial a las Lacasitas, que ellas saben quienes son y debo agradecerles más risas diarias ;)

Y, lo más importante, gracias de nuevo a los que leéis. Sois enormes. 

¡Hasta luego! ¡Nos leemos pronto! 

@NovelaconMalu. 

4 comentarios:

  1. Eres una auténtica crack. Me ha encantado el capitulo, y decirte que no me podías hacer más feliz al decirme que hay segunda temporada y que vamos a poder seguir disfrutando de tu talento con la escritura.
    Esperamos ansiosos que vuelvas pronto y nos sigas deleitando.
    Un besazo de una malulera.
    Malú &Patri �� ��

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    1. Ohhhhh. Me alegro de que te haya gustado, y espero que la segunda temporada te parezca igual o mejor!! Volveré!!! LUUUPATRIS.

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  2. Jooo mi Pau me has hecho llorar con el capi! Eres una autentica crack, y como sabes lo ñoña que soy jajaja pues aprovecho para decirte que te tengo un cariño enorme a ti y las demas lacasitas que las 4 hemos hecho un equipo increible y os debo un monton! Te quiero!

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    1. pero no me llores :( La verdad es que conoceros es una de las cosas que dedo agradecer s la novela. Sois geniales. Ojalá sigamos compartiendo momentos ;)

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