Tras un par de tilas y un poco de aire conseguimos que Malú
se relajase. La prensa le afectaba más aún de lo que yo me imaginaba. Ver como
se derrumbaba por el estrés me dejó roto. Ella era el pilar más importante de mi vida desde hace un tiempo. Me senté a su lado en el sofá y la
empecé a acariciar las piernas. De vez en cuando la observaba y me encontraba un
rostro desencajado y pensativo. Y apartaba la mirada, porque verla así me mataba. Rosa estaba en el piso de arriba haciendo
incontables llamadas para ver si podía solucionar algo. En ocasiones la
podíamos escuchar subir el tono de voz y la cantante resoplaba y escondía la
cara entre las manos.
-Ven aquí. – Le dije a la joven mientras la arrastraba hacia
mí. Encogió las piernas, haciéndose una bola, y apoyó su cabeza en mi hombro. – No te preocupes.
-¿Cómo no voy a preocuparme? – Se le empezó a quebrar la
voz. – La he cagado. Veo que te voy a perder, y no quiero.
-Por eso tranquila, que no me vas a perder. – La abracé más
fuerte y empecé a cantar bajito la canción que ella misma interpretó con Tiziano Ferro. – Te voy a proteger entre mis brazos…
Conseguí entrever una sonrisa en sus labios. No es que yo cantara
especialmente bien, pero la tontería le debió hacer gracia. Me besó en el
hombro de forma dulce y volvió a tumbarse a mi lado. Poco después sonó el
timbre. Era su madre. Me quedé un poco paralizado. Con todo el follón se me
había olvidado que venía y no estaba arreglado. Malú notó que me puse nervioso
y me dedicó una sonrisilla. Rosa nos había prohibido abrir la puerta a nosotros
por si eran paparazis, así que estábamos esperando a que ella bajara. Me miré
de arriba abajo. El primer encuentro con mi suegra no podía ser con esas
pintas. Le dije mi novia que tenía que subir a cambiarme y asintió. Crucé la
escalera corriendo, saltando los escalones de tres en tres. Mientras me
cambiaba de camiseta escuché como abajo abrían la puerta. Menudos nervios me
estaban entrando. Cuando me vestí entré al baño y me peiné. Hacía demasiado que
no me cortaba el pelo y mi flequillo no quedó como me gustaba. En vez de
subirme el pelo como de costumbre, tuve que ponerme un tupé. No era lo normal
en mí, pero me gustó bastante el resultado. Me lo arreglaría así más a menudo.
Me vino muy bien el frasco de perfume que dejé un día un su casa. Me eché un
poco y bajé las escaleras despacio. Nada más verme se levantaron para
recibirme. Malú sonreía más de lo que lo había hecho en toda la mañana. Su
madre me miraba, también con una débil sonrisa.
-Mamá, él es Aitor. – Nos dimos dos besos.
-Encantada. Ya tenía ganas de conocerte. – Me dijo.
-Lo mismo digo. - Carraspeé la garganta porque hasta yo mismo me noté la voz rara, medio temblorosa.
Sonreí y me acerqué a Malú. Rosa apareció por la cocina y
empezó a hablar con Pepi, dándonos a la artista y a mi la oportunidad de intercambiar unas palabras.
-¿Qué te has hecho en el pelo? – Susurró la artista en mi
oído mientras se reía.
-Lo sé, me lo tengo que cortar.
-No tonto, que te queda genial. – Me dio un beso en la
mejilla.
Nos pasamos la mañana sentados alrededor de la mesa del
salón intentando buscar soluciones al problema. Bueno, ellas lo hacían. Yo me
limitaba a escuchar la conversación. Se propusieron bastantes ideas. Rosa
quería negarlo todo sin más, Malú optaba por mantener el silencio y Pepi decía
que lo que su hija decidiera estaba bien.
-¿Pero los fans qué han dicho? – Pregunté. Las tres me miraron.
Era la primera vez que intervenía en la conversación. – Quiero decir… Supongo
que será importante saber qué reacción han tenido ellos.
-Tiene razón. – Asumió Malú.
Trajo el portátil y lo puso sobre la mesa, donde todos pudiéramos verlo. Abrió Twitter y nos llevamos una sorpresa. Entre la lista de
TT´s se encontraba #EstamosContigoMalú. Al darnos cuenta nos miramos
sorprendidos. Le pedí que entrara en el hashtag para ver lo que la gente opinaba. Había de todo.
Muchos daban por hecho que Malú por fin salía del armario, otros decían que esa
fotos no tendrían por qué significar nada y algunos dejaban claro que su
sexualidad era lo de menos. Nos pasamos un buen rato leyendo a la gente y los
tuits no paraban de aumentar. Esas fotos eran claramente el tema del día. Para
nuestro alivio, las opiniones desagradables eran muy escasas. Afortunadamente a
Malú le reconfortó saber que sus fans estaban apoyándola, como de costumbre. Es
más, muchos estaban enfadados con la prensa por sacar aquellas fotos. Todos los
maluleros sabían lo mucho que Malú odiaba el mundo del corazón.
-Ya sabes lo que hay Malú… He llamado a las revistas
enfadada pero se quitan las culpas. Como siempre dicen que es su trabajo. –
Dijo Rosa. – Ahora llamaré a los programas de televisión para ver si consigo
que alguno no emita nada al respecto, pero ya te aviso que será complicado.
-Gracias Rosa, lo entiendo.
-Tengo una idea. – De nuevo yo era el centro de todas las
miradas, pero algo se me vino a la mente y no podía dejarlo escapar. – No sé
qué te parecerá. Si te parece mal nada. Yo solo lo propongo. La decisión final es
tuya.
-Suéltalo ya que me tienes intrigada. – Me cortó la joven
impaciente.
-A ver… - Me senté a su lado. – Tienes que dejarte ver con
Patricia.
-¿Tú estás loco? – Malú rió nerviosa y las otras dos mujeres me miraron
extrañadas. – Eso es peor. Sería como confirmar que salgo con ella.
-No me entiendes. Me explico mejor. – Mientras exponía mi
idea hacía gestos con las manos. – Os tenéis que dejar ver juntas. De compras,
paseando a los perros… lo que sea. Como si fuerais amigas de toda la vida. Si
os preguntan respondéis que simplemente sois amigas y que os parece increíble
cómo la gente puede llegar a sacar las cosas de contexto.
-Me parece una buena idea. – Dijo Pepi sonriendo. Me
enorgullecí al ver que a mi suegra le gustaba la idea. Aunque pensándolo bien, cualquier cosa que acercara a Patricia y Malú le encantaría. En cuanto supo que la chica había vuelto trató de unirlas. Pero tenía que confiar en la cantante.
- Pero si fuésemos tan amigas nos hubieran visto más
veces juntas.
- ¿Y cuándo estabais saliendo nunca se os vio? – pregunté.
-Sí, alguna vez al salir de algún concierto o algo… -
Confesó tras dudar unos segundos.
-Perfecto. Puedes decir que ya os conocíais hace mucho, que
solo tienen que ver las fotos. Y… -Pensé unos segundos la continuación. – Que
hace tiempo que no se os veía porque ella se había ido al pueblo un tiempo.
-Qué contenta estoy con tu nuevo novio. – reímos todos
ante el comentario de Rosa. – Te lo has cogido inteligente.
Malú me miró divertida sacando la lengua y nos dimos un pequeño beso.
A Pepi también le
pareció que podía funcionar y me agradeció que lo propusiera. Mi chica al principio
dudaba, pero a medida que le íbamos explicando cómo sería se fue convenciendo y
acabó contenta con el plan. Y yo más feliz aún por hacerla feliz y aportar algo
útil.
Estábamos a punto de celebrar que las cosas empezaban a ir bien, pero la
cantante tenía algo que añadir.
-No nos emocionemos. – Dijo la artista. – Aún no sabemos si
Patri querrá hacerlo.
Con tanto entusiasmo no nos habíamos dado cuenta de ello.
-¿Y a qué esperas para llamar? – Preguntó Rosa.
Dudó durante unos segundos con el móvil entre las manos. Al
fin se decidió y marcó el número de la joven fotógrafa. No tardó nada ni tres
segundos en contestar.
-Patri, tengo que hablar contigo.
“Siempre contra el viento,
Aquí aferrada a lo que siento
Salvaré trocitos de mis sueños.”
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