martes, 5 de agosto de 2014

UN HELADO EN PORTUGAL. (2x01)


-¿Eres consciente de lo que nos está pasando? - Me preguntó Patri con la sonrisa en la boca y mirando de un lado a otro. 

-Sí, que el imbécil que nos tiene que recoger en el aeropuerto no aparece. 

-No, tonta. - Soltó la maleta y me agarró del hombro. Estábamos en la puerta del aeropuerto de Portugal. La gente iba y venía, pero para nosotras no existía nadie más. Miraba cómo sus ojos chispeaban y me imaginaba que los míos estarían en la misma situación, porque no podía estar de otra forma cuando la veía así de contenta. - Me refiero a nosotras. Una vez te pregunté si la distancia iba a poder con nosotras, y por un momento creímos que sería así. Pero miranos. Ha pasado el tiempo y aquí estamos. Juntas. 

-Supongo que perdimos una batalla... - Dejé caer mi cabeza en su hombro. - Pero ahora vamos a ganar la guerra. 

-¿Crees que será como antes de separarnos? 

-Oye, ¿tú nunca te cansas de preguntarme cosas? - Se empezó a reír mientras yo recordaba algunas de las preguntas que me había hecho. "¿Crees que el amor es suficiente?", "¿Vas a dejar que la distancia acabe con lo nuestro?", "¿Nos queda algo por lo que luchar?"... Interrumpió mis pensamientos pidiéndome que respondiera. - Creo que no va a ser como antes, sino mejor. 

-Yo también lo creo... - Besó mi pelo. 

- Pero no me hagas hablar de estas cosas en público porque me dan ganas de subirme a tu cintura para besarte, y no puedo. 

- Cielo, estamos en Portugal, puedes hacerlo. - Dudé porque había muchos turistas y puede que alguno me conociera. - Vamos, un besito rápido. - Miré a mi alrededor y parecía que nadie nos miraba, así que insegura me fui acercando a su boca. Pero cuando estaba a punto de rozar sus labios, los pitidos estruendosos de un coche me hicieron apartarme. Un hombre salió del vehículo apresuradamente con un cartel en el que ponía nuestros nombres. - Jo. - Se quejó. 

- Tranqui, en el coche si te puedo besar. - Susurré y empecé a andar. - Aquí empiezan las mejores vacaciones de nuestras vidas. 

Teníamos dos semanas para nosotras solas. Dos semanas en las que reforzaríamos nuestro amor. Aunque, a decir verdad, todo lo que habíamos vivido ya nos había hecho muy fuertes. Hacía mucho tiempo que no estaba tan feliz. La vida me había ido enseñando que no estoy hecha para estar con alguien que no sea ella, ni recibir las caricias o besos de otra persona, porque nadie me completa como lo hace Patri. 

Tras una noche de lluvia de ideas sobre los posibles destinos para nuestras vacaciones, cargamos las maletas de ilusión y decidimos ir a dos sitios. Primero a Portugal, a unas cabañas muy modernas en medio del campo en las que nos prometieron máxima discreción y tranquilidad. Y segundo: California. Allí hay muchos lugares que llaman la atención, pero la realidad es que para nosotras lo más importante era ir a Disneyland. Como dos niñas pequeñas llegamos a la conclusión de que no podíamos desperdiciar la oportunidad de ver a Mickey Mouse. Dicen que para ir allí lo único indispensable es tener un pequeño niño dentro, y sin duda nosotras lo teníamos. 

Y Portugal nos sorprendió para bien. El sitio era incluso más bonito que en las imágenes que habíamos visto en internet. Era un conjunto de quince cabañas tipo apartamento muy separadas entre sí, dentro de un bosque de árboles y flores increíbles. Y el interior era mejor aún. Una chimenea, el suelo recubierto con una gran alfombra roja, una televisión que ocupaba media pared, un ventanal en el salón... Todo se convertía en acogedor a pesar de estar perdido en medio del monte. 



-¡Cielo, mira! - Cogí a Patri de la mano y la saqué corriendo a la terraza. - No hagas ruido. - Aminoramos el ritmo y señalé la barandilla donde se había posado un pájaro de muchos colores que no había visto nunca. - Qué bonito...

-Vaya... - Se libró de mi mano y retrocedió un par de pasos. - Te dejo haciendo amigos mientras deshago las maletas. 

-¿Por qué te gustan tan poco los animales? - Le pegué un codazo. 

-No es que no me gusten, solo es que a ti te gustan demasiado. - Me dio una pequeña patada en el culo y entró de nuevo a la casa. - Además, ¡tus perras me aman!

- Ahora vas a tener que conquistar a otro perro también... - Murmuré. 

-¿¡Tienes otro perro!? - Me miró con los ojos desmesuradamente abiertos. 

-¡Chispas! Es una monada. 

- La madre que te parió. Quieres más a los animales que a mi. - Corrí tras ella y me subí de un salto a su espalda. Menos mal que hace deporte y está acostumbrada a que me lance así sobre ella, porque por poco nos caemos al suelo. - Cualquier día vas a saltar así, voy a perder el equilibrio y nos vamos a caer de morros contra el suelo. 

-Yo te seguiría queriendo aunque no tuvieras dientes. - Ladeó la cabeza echándola hacia atrás para poder besarme. Madre mía. Su lengua se movía con la mía igual de bien en cualquier postura. - Llévame a la cocina, anda. 

- Serás aprovechada... - Por mucho que rechistase andaba conmigo a su espalda. Al fin y al cabo le costaba mucho decirme que no a algo, igual que a mi me pasaba con ella. 

- ¿Para qué quiero una novia si no es para que me lleve a caballito por la casa? - Me dejó sentada en la encimera de la cocina y se situó entre mis piernas. 

- ¿No me quieres para nada más? - Negué con la cabeza mientras su rostro se iba acercando lentamente al mío. Cerré los ojos y entreabrí la boca, al igual que ella, pero lo único que recibí fue una palmadita en el muslo. - Pues si no me quieres para nada más, me voy a echar la siesta. 

-Imbécil. - Desapareció por la puerta de la habitación. Odiaba que me dejara con ganas de más. - ¡Pues no te acomodes mucho porque nos vamos!

-¿A dónde? - Preguntó desganada desde la cama. Fui a el cuarto y me apoyé en el marco de la puerta. Se había metido entre las sábanas y parecía que tenía la seria intención de dormirse. - ¿Cuál es tu idea de semana de relax?

- Vamos a dar una vuelta, ¿no pensarás que vamos a pasarnos una semana durmiendo en la cama?

-Mujer, una semana durmiendo no... Pero en la cama se pueden hacer más cosas. - Sonrió pícaramente barriéndome con la mirada. 

- En serio, ¿no sabes pensar en otra cosa que no sea sexo?



Y allí estábamos. A las ocho de la tarde andando entre flores de toda clase. Solas y de la mano. De la mano. Me encanta poder decir eso. No seguíamos ningún rumbo ni caminábamos con ningún destino, pero estábamos juntas y eso era suficiente. Yo disfrutaba cuando de vez en cuando aparecía algún animalito, pero a Patri no le hacía tanta gracia. Cuando escuchaba ruidos entre las plantas agarraba mi mano con fuerza y andaba más rápido. Me reía de su actitud, ella se indignaba y luego dábamos por finalizado el pique con un beso. Y yo la mejor definición que le encontraba a lo que nos estaba sucediendo era una simple palabra: felicidad. No podía sentirme de otra manera cuando la tenía conmigo. 

Llegamos a una explanada sin gente pero con mesas, hamacas y sofás que formaba parte de las instalaciones. Por más que miraba el lugar no le encontraba imperfecciones. Sus ojos brillaban más que cualquier estrella. En realidad su mirada tenía un brillo especial desde que arreglamos todo tras el concierto. Me iba acostumbrando a verla así de contenta y lucharía con todas mis fuerzas para que eso perdurara. Su felicidad era el motivo de la mía y no me perdonaría ver otra lágrima recorriendo su rostro por mi culpa. Se acabó el dolor. Nos tumbamos cada una en una hamaca. Estábamos cerca. Tan cerca que su mano y la mía seguían unidas, y si giraba la cabeza sería fácil alcanzar sus labios. Podríamos estar aún más pegadas, pero no era una mala distancia. 

-Malú, ¿qué vamos a hacer? - Su mirada se perdía entre las nubes de Portugal. 

-Mañana podemos ir a un spa que tienen aquí, o a... 

- No, no. - Me interrumpió. - Me refiero a qué haremos al volver a casa. 

-Pues no sé... - Dudé. Yo quería que al volver a España nos pasáramos las 24 horas del día besándonos y diciendo ñoñerías, pero ambas sabíamos que eso no era posible. - Yo reanudaré la gira, tú seguirás trabajando... - Bufó llamando mi atención. - ¿Qué pasa?

- Mi trabajo no va bien. - Bajó el tono de voz. Se atusaba el pelo agitadamente y había escondido parte de su rostro tras su mano libre. - Desde que volví a Madrid he estado intentando que alguien me contratara, pero ha sido imposible...

- No lo entiendo. Tú siempre has fotografiado a gente importante. 

-Al parecer las cosas han cambiado...

- No ha cambiado nada. - Me giré en la hamaca para observarla. - Tú sigues siendo una fotógrafa espectacular. - Negó con la cabeza y sonrió irónicamente. - No te atrevas a negarlo, tonta. - Acaricié su moflete con el dorso de mi mano. - Yo te puedo ayudar a encontrar trabajo. 

-¿Cómo?

- Tengo muchos contactos... 

- Ah, no, no. - Torció la cara y resopló. Apretaba los dientes como cada vez que escuchaba algo que le sentaba mal. Tuve que contenerme la risa al verla así. - Lo que me faltaba, ser una enchufada. 

- Deja de decir tonterías. Eres la mejor fotógrafa que conozco. Yo sólo te voy a dar un empujoncito...

-Pero Malú, no me gusta... - Silencié sus palabras con un beso. 

- No acepto un no por respuesta. Y ahora te callas y me besas.

¿Y cómo se iba a negar? Se precipitó hacia mi boca con ganas en un beso agitado que finalizó con nuestras sonrisas pegadas. Reír en su boca me encantaba. Me hacia sentir que podía hacerla feliz, o mejor dicho, que juntas nos hacíamos felices. Y si es verdad que reír te alarga la vida, nosotras seremos inmortales. 

Por la noche pedimos que nos trajeran la cena a la cabaña porque nos apetecía más que ir al restaurante. Jamón, marisco, un buen vino... Y helado. Una enorme tarrina de helado de chocolate que se nos había encaprichado. 



Moría al verla comerse aquel helado. Era lo más sensual que había visto jamás. Apreté los labios y la miré con lascivia. Me estaba volviendo absolutamente loca. Respiré hondo y solté el aire lentamente hinchando los mofletes. Barrí su cuerpo con la mirada hasta volver a reencontrarme con sus labios. Esos labios que tantas veces me habían hecho perder la cordura. Tuve que contenerme para no arrancarle la ropa allí mismo. Patri me miró sonriente. Sabía el efecto que causaba en mí. Pretendía provocarme. Y lo peor de todo es que lo conseguía.

–Cielo… Te has manchado un poquito ahí –dije rozando sus labios con la punta de mi dedo índice.

Me miró sugerente y se relamió muy despacio. La observé mientras su lengua realizaba aquel recorrido por la línea de su labio superior con un movimiento de lo más sexy. Creí que me iba a desmayar en aquel mismo instante.

–¿Ya? –preguntó con cara de no haber roto un plato en su vida.

Negué con la cabeza sonriendo. Me senté sobre sus rodillas. Acerqué una cucharada de helado hasta su rostro, pinté de chocolate las comisuras de sus labios y pasé mi lengua lentamente por aquel lugar que yo misma acababa de manchar de forma premeditada. Un gemido ahogado salió de su boca. Y eso me encendió. Nada me excitaba más que esos gemidos de placer que yo misma le producía. Sin embargo me separé para hacerla sufrir un poquito. Le dediqué una sonrisilla triunfante y pringué de nuevo la punta de su nariz.

–¡Ahhh! Asquerosa –protestó Patri limpiándose con la mano.

–Eso te pasa por estar todo el rato provocándome… -susurré en su oído antes de levantarme de sus piernas.

–Me vengaré… ¿lo sabes no? –dijo con tono amenazador.

Comprendí sus intenciones nada más mirarla a los ojos. Se levantó de un salto. Pero reaccioné a tiempo y eché a correr sin mirar atrás. Aunque a decir verdad no le costó ningún esfuerzo alcanzarme. Rodeó mi cintura y me tiró a una de esas alfombras mullidas que había justo delante de la chimenea. Protesté entre risas. Me tumbó totalmente y se sentó a horcajadas sobre mí. Entreabrió mi boca sin necesidad de usar las manos. Me besó con tanta pasión que me temblaron las piernas y un escalofrío se apoderó de todo mi cuerpo. Me encantaban sus besos. Porque ninguno era igual. Todos tenían algo que los hacía diferentes. Sin embargo si que tenían una cosa en común. Todos me producían ese cosquilleo en el estómago. Aquel que se despertó en mi la primera vez que rozó mis labios. Y que de alguna forma siempre estuvo ahí. Se deshizo de mi camiseta y posteriormente de mi sujetador de encaje blanco. Acarició mi pecho con una delicadeza que solo servía para ponerme todavía más. Me miró arqueando las cejas un par de veces y alargó el brazo hasta alcanzar la tarrina de helado.

–Patri… ¡No! Ni se te ocurra. Te estoy viendo venir de lejos. –dije intentando apartarla.

–Shhh. Te he dicho que me vengaría… -contestó convencida poniendo cara de niña traviesa. En realidad lo era. Y a mi me encantaba.

Agarró mis muñecas y me apartó los brazos lo más lejos posible. Dejándolos por tanto fuera de combate. Untó de chocolate todos los lugares que se le antojaron. Y acto seguido lo retiró con su lengua. Me recorría sin prisas. Provocando en mi infinidad de sensaciones. Haciendo que mis ganas de tenerla aumentaran a un ritmo vertiginoso. Mi piel se erizaba al paso de las suaves caricias de su lengua. Resoplé. Era lo único que me veía capaz de realizar en aquel momento. 
Se detuvo al llegar al borde de mis vaqueros. Los cuales retiró sin pensarlo dos veces. Acarició la fina tela de mi tanga, consiguiendo que me estremeciera por completo. Y sin más preámbulos lo deslizó por mis piernas hasta quitarlo del todo. De manera intuitiva abrí las piernas para dejarla a ella en medio. Mi chica sonrió. Y tomó mi ombligo como punto de partida para iniciar la segunda emboscada. De nuevo me embadurnó en chocolate. Y sin cortarse un pelo puso un poco sobre mi intimidad. Eché la cabeza hacia atrás al sentir aquello tan frio en aquella zona tan delicada. Adoptó una postura cómoda y fue bajando hasta que lamió todo el chocolate de mi cuerpo. Gemí sin contención cuando su lengua llegó a mi sexo. Ya no quedaba ni una pizca de chocolate y aún así se entretuvo un buen rato en aquel lugar haciéndome perder la poca razón que me quedaba. Estaba a punto de estallar de placer cuando de repente uno de sus dedos se adentró en mí. Y al instante se ayudó incorporando uno más. Mis gritos retumbaban en todas las paredes de aquella casa de madera. El orgasmo era inminente. Llamaba a mi puerta para que le abriera cuanto antes. Y en uno de aquellos movimientos hábiles lo conseguí. Me hizo tocar el cielo de nuevo, como tantas otras veces había hecho. Era maravillosa.
Se dejó caer rendida sobre mi cuerpo. Satisfecha por lo que acababa de hacer conmigo. Esperé que su respiración se estabilizara para empezar mi guerra y llevarla hasta la cumbre del placer. Acaricié su cabello sin poder pronunciar palabra. Y no sé en qué momento ocurrió. Pero ocurrió. Se había quedado profundamente dormida sobre mi pecho desnudo. Sonreí como una tonta y me quedé pasmada observándola hasta que el sueño también pudo conmigo.



-----------------------------------------

¡Y aquí estamos de vuelta con la segunda temporada! Espero que haya sido un buen comienzo... Y espero que sigáis comentando mis capítulos, como lo habéis estado haciendo hasta hora, o más. Jajajaja

Bueno, y como dije, en esta temporada contaría con la colaboración de @Apruebadeti_ y no se ha hecho esperar. Toda la escena con el helado la ha escrito ella. Empezó como una tontería y al final mirad la pedazo escena que ha escrito. Y ahora es cuando me voy a enrollar un poco y ella me va a matar... JAJAJAJA Sólo decir que con esta novela he conocido a gente importante, y ella es una de esas personas. Siempre está ahí para sacar sonrisas, y eso es de agradecer. Es mi hermana mayor, mi hermana de lunar, tenemos conexión... Y todas esas cosas geniales que ambas sabemos. Y me estoy muriendo de vergüenza al escribir esto, porque no tiendo a hablar de estas cosas fácilmente... Y seguro que ella al leerlo también se está sonrojando..  ¡Perdóname her, pero tenía que hacerlo! JAJAJAJAJAJA

Y después de este momento ñoño... XD os vuelvo a dar las gracias por todo, espero que os haya gustado y sorprenderos a lo largo de la temporada. ¡Mil gracias!

@NovelaconMalu

4 comentarios:

  1. Menudo comienzo!!!! A lo grande, te esperábamos ansiosos!!! Y que ojalá que tida las colaboraciones sean así de buenas, que no lo dudamos pq las dos tenéis mucho talento. Esperamos otro prontito y que felices de que por fiiin hayas vuelto!!! ; P
    Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!!! Yo también tenía ganas de volver y... Aquí estoy!! Y la colaboración a mi me encanta, espero que haya más jajajaja

      Eliminar
  2. Tremendo comienzo, esta segunda parte arranca de una manera sensacional, pero como iba ser de otra manera con dos grandes que saben transmitir, porque por separado sois grandes relatando pero juntas eso es indescriptible lo que habéis transmitido gracias a ambas, @aprueba de ti no se tu nombre pero te agradezco la puesta de esa escena del helado tremenda, eres tremenda, agradecer a mi amiga Lali que es mi chivata de twitter que me avise porque esto que leí hoy me arrancó una gran sonrisa, a vosotras dos que muchísimas gracias por hacer sentir sois increíbles, un besazo y mil gracias necesita sonreir

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a ti por tener siempre tan buenos comentarios!!! Estoy de acuerdo con que @Apruebadeti_ es una máquina. Muy grande. Gracias y espero que te siga gustando la segundo temporada ;)

    ResponderEliminar