viernes, 9 de octubre de 2015

REVISTAS (2x34)

-Malú, de nuevo es increíble el éxito de tu nuevo single. - Comenta el presentador del programa de radio en el que me encuentro. - Ha salido hoy mismo y ya está número uno en casi todas las plataformas digitales. ¿Cómo te sientes?

-La verdad es que la acogida ha sido mejor de lo que esperábamos. - Confieso. - Es maravilloso ver que todo el trabajo que hay detrás de las canciones ha merecido la pena. Supongo que es lo que queremos todos.

-Además, como ya adelantabas en entrevistas anteriores, en las letras de este disco has tenido una participación muy activa. Doy por hecho que la letra de esta canción también es tuya, ¿no?

-Sí. eso es. Como dije, en este álbum he participado en la composición de todas las canciones. Algunas totalmente escritas por mi y otras ayudada por compañeros de la profesión. - Mientras lo explico, se me viene a la cabeza el concierto de fin de gira anterior en el que Dani Martín me acompañó para cantar el tema inspirado en la fotógrafa que ambos compusimos. Esa canción también está en el nuevo disco y es una de las que mejores sentimientos me provoca. - Volar contigo, el single, lo escribí yo íntegramente aunque luego pedí ayuda a algunas personas para corregir detalles y quedara tal y como lo escucháis ahora. - El recuerdo que me viene ahora a la mente es el de Patri negándose a corregir la letra de ésta canción. No pasó ni un minuto y conseguí que lo hiciera. 

-Y ha sido un éxito. Todos tus seguidores están locos con el tema. - El presentador lee un par de segundos la pantalla de su ordenador y vuelve a mirarme a mí. - Alguien por Twitter te lanza la siguiente pregunta: ¿El disco tendrá muchas baladas como está o más temas cañeros?

-Llevábamos ya varios discos poniendo de primer single canciones movidas, con mucho ritmo. Esta vez me apetecía hacer un cambio y usar este tema que, aunque no deja de tener trasfondo positivo, es una balada.

-Una letra preciosa. - Me interrumpe.

-Muchísimas gracias. - No puedo disimular una pequeña sonrisa antes de seguir con mi respuesta. - Aún así, el disco tendrá un poco de todo. Puede que haya más baladas pero también encontraréis temas muy movidos, muy de directo, como A prueba de ti.



-Bueno, ¿entonces más baladas como Volar contigo? ¿Se podría decir que plasmas tus sentimientos diarios en las letras?

-Hombre, inevitablemente es así. - Asumo- Al fin y al cabo, si estás bien te salen un tipo de letras y si estás mal salen otras. Está claro que eso influye. 

-Si nos dejamos guiar por lo que acabas de decir y observamos la letra del single, entendemos que te encuentras en una situación sentimental muy buena. 

-No puedo negarlo.- Suelto una pequeña risa nerviosa. No estoy acostumbrada a hablar de mis asuntos personales ante los medios, pero la relación entre Patricia y yo no es un secreto para nadie ya. - Hace tiempo que me encuentro muy feliz. Tengo el corazón contento, como dice la canción.

Este es sin duda uno de los motivos por los que me decidí a componer mis propias canciones. Me apetecía expresarme. Dejar a un lado los temas que otras personas habían escrito basándose en sus historias y sentimientos, y empezar a cantar los míos. Y es, sin lugar a duda, por Patricia. Porque me mueve por dentro tantos huracanes que los necesito transformar en palabras, en canciones y en partes de mí con los que otras personas puedan sentirse identificadas. ¿Quién no se ha colgado de una sonrisa? ¿Quién no ha querido verse eternamente en el reflejo de los mismos ojos? ¿Quién no ha llorado recuerdos? De eso van mis canciones y eso es lo que quiero que todos puedan escuchar. Y ya puede estar en Madrid, en Los Ángeles o en paradero desconocido, pero yo voy a seguir escribiéndola aunque acabe con las lágrimas corriendo la tinta de cada letra. 

Minutos después me dan las gracias por haber estado en el programa, ponen de nuevo el single y se despiden de mi. Por hoy, y por unos días, se acabaron las entrevistas. Durante una temporada iré esporádicamente a radios y televisiones, pero el verdadero movimiento llegará en menos de un mes cuando el disco completo vea la luz. Siempre tengo muchas ganas y millones de nervios cuando voy a publicar algo nuevo, pero este año los nervios aumentan por el miedo a que no guste mi labor como compositora. Por mucho que me digan que tengo letras bonitas, seguiré pensando que no es así y que necesito aprender un montón. Y otra razón por la que quiero que salga el disco es porque necesito estar ocupada. Ahora tengo tiempo y no pudiedo evitar invertirlo en echarla de menos. Es increíble cómo se puede añorar alguien cuando solo han pasado unos días desde que no le veis. 

Bajo por el ascensor directamente a la planta del aparcamiento donde he estacionado mi coche antes de la entrevista. Como me esperaba, no he podido evitar las preguntas de mi vida personal, aunque ya me estoy acostumbrando y no todo son desventajas. Me he quitado un enorme peso de los hombros al no tener que ocultarme en cada esquina, no tener que controlar mis gestos y no tener que medir cada una de mis palabras. Ahora, el nudo de la garganta que se forma cuando me hacen  preguntas sobre mi pareja, es mucho más pequeño que hace simplemente unos meses. Justo cuando me dispongo a arrancar el vehículo, el teléfono suena y en la pantalla aparece el nombre de Rosa.

-Malú, la puerta del aparcamiento está llena de periodistas.

-¿Cómo? - Pregunto sistemáticamente.

-Me acaban de llamar los de la radio para informarme. Voy a ver qué puedo hacer para solucionarlo. Tú quédate dentro hasta que te diga lo contrario.

-Pero Rosa, no lo entiendo. ¿Qué ha pasado ahora? - Siempre hay algún fotógrafo a mi alrededor intentando sacarme alguna imagen comprometida, pero si son periodistas y en gran cantidad los que me han seguido hasta aquí, sin duda es por algo importante. Tiene que haber un motivo que haya desencadenado el descontrol y me preocupa más eso que todas las personas que pueda haber con micrófonos detrás de la puerta del parking.

-Revistas, Malú. - Me aclara mi mánager. - Luego te lo explico.

Y me deja aún con más dudas de las que tenía a pesar de que me ha proporcionado algo de información. Revistas. Eso significa que ha llegado a manos de la prensa alguna información digna de publicar, seguramente fotografías de mi vida privada. De nuevo, vuelvo a arrepentirme de haber hablado de ella. A veces me pasa. De pronto estoy encantada de no tener que ocultarme y a los minutos vuelvo a temer que mi complicado mundo lo destroce. No tengo ni la menor idea de qué será lo que aparece en las páginas de las revistas esta semana, pero produce en mi un terror que se me va de las manos. No lo puedo controlar. Para remediar el agobio, salgo del vehículo y me apoyo en el capó. A mi mente acuden todas esas veces que ya han publicado algo mío y se ha producido la misma situación. La peor, sin duda, fue cuando volvió Patricia y sacaron nuestras fotografías por Madrid. Estuvieron a punto de pillar ese beso inesperado que me dio. De hecho lo hicieron, pero la mala calidad de la imagen les impidió asegurarlo. Ese día se me vino el mundo abajo. Me desmallé sin poder remediarlo. Estaba con Aitor, pero ella volvió y casi sin darme cuenta había resucitado todas esas flores muertas que guardaba en mi interior repletas del recuerdo de todos sus besos, sus locuras, sus caricias y demás detalles sin los que no me acostumbraría a vivir.

De pronto, las puertas del ascensor se abren y aparecen dos chicos enormes de seguridad. Me dicen que esté tranquila. Que ellos se quedarán conmigo por si pasara algo pero que no iba a ser así porque tienen todas las entradas controladas y ningún periodista podría entrar al edificio. Y agradezco mucho que vengan, pero eso no logra que me calme porque lo que realmente me tiene en vilo es no saber qué hay detrás de todo este alboroto. Poco después llega Rosa. Me explica que la policía está en camino para que aparten a todas las personas que están fuera y podamos salir con el coche sin que se nos echen encima. Y eso hacemos. No pasan ni diez minutos cuando llegan. Cuando las puertas del aparcamiento se van abriendo, dejan a mi vista a más de treinta personas diciendo cosas que no logro comprender. Mi mánager, que va sentada a mi lado, me pide que no haga caso a nadie y que siga hacia adelante. Será ella misma la que le de respuesta a todos los interrogantes en cuanto lleguemos a mi casa. La policía hace lo que puede, pero es muy difícil mantener relajada a toda es gente, así que tardamos casi cinco minutos en salir de todo ese agobio. Pero, cuando por fin lo hacemos, puedo respirar tranquila y tomar la carretera.

-Dime ya lo que ha pasado, por favor. - Le ruego a Rosa en cuanto entramos por la puerta de mi casa.

-Tranquila que no es tan malo como parece. - Se sienta en el sofá y saca de su bolso varias revistas. Me acerco rápido para descubrir, por fin, lo que pasa. - Hay fotos del día que se fue Patricia.

En portada aparecemos mi novia y yo abrazándonos justo antes de que tuviera que partir. Paso las páginas hasta llegar a las que contienen la noticia al completo y me encuentro todo tipo de fotos. En las primeras salgo yo en casa de Patricia, tanto golpeando su puerta como saliendo del portal. Entonces me acuerdo de los vecinos y de que en ese momento ya se me ocurrió que todo podría salir en prensa, aunque con el paso de los días se me fue olvidando. También hay fotos mías buscándola por el aeropuerto y, por último, unas cuantas de besos y abrazos durante la despedida. Más de cinco páginas llenas de fotos y textos. Antes de nada, me paro unos minutos a leer todo lo que pone. Primero cuentan que llegué a su casa aporreando la puerta y despertando a los vecinos. Eso es en parte verdad y me avergüenzo de ello, pero en ese momento no me salió otra reacción. Después comentan que cogí el coche y fui al aeropuerto, saltándome en varias ocasiones el límite de velocidad. En eso no sé si mienten o están en lo cierto porque, sinceramente, no me preocupaba. Pero lo que realmente me llama la atención y hace que me rebote es lo que cuentan las últimas líneas. Según la revista, estábamos pasando una racha muy mala y al final hemos decidido que acabar con la relación era la mejor opción. Por eso, según ellos, Patricia se ha ido a Los Ángeles a pasar una temporada.

-¡No me lo puedo creer! - Exclamo poniéndome de pie. - ¡Ya no saben qué inventar!

-Relájate, Malú. Ya sabes cómo son...

-Es que mira que me jode que hablen de mí, pero me jode aún más cuando no tienen ni puta idea.

-¡Malú! - Rosa me coge de las manos y tira de ellas fuertemente para que pare. - Que digan lo que les de la gana.

-No, Rosa. No da igual. Porque me ha costado mucho dar la cara y decir que estoy con ella como para que ahora me lo arrebaten.

-¿Y qué pretendes? ¿Ir a los programas del corazón para desmentirlo y convertir tu carrera musical en lo que siempre has rechazado?

Y sí. Realmente es eso lo que se me había ocurrido. Ir a cualquier plató, llamar a cualquier programa o lo que sea para decir que dejen de inventarse lo que no deben. Pero cuando sale la idea de los labios de mi mánager suena como la mayor locura que se me hubiera podido pasar por la cabeza. Hacer eso sería entrar al trapo, cosa que nunca he hecho ni quiero hacer. Cojo de nuevo la revista y le hago fotografías a las páginas en las que salimos para enviárselas a Patri. Calculo que en Los Ángeles será de madrugada, sobre las cuatro o las cinco, pero quiero que las vea cuando se levante para que hablemos y poder desahogarme con ella.

Tras pedirme mil veces que no haga nada de lo que me pueda arrepentir y que esté tranquila, Rosa se va de mi casa y yo me siento en el sofá para volver a leer las revistas. Pero un minuto después me tengo que levantar porque alguien llama a la puerta. Supongo que mi mánager se ha olvidado algo, y al abrir la puerta me encuentro lo que menos me podría esperar.

-Hola, Malú. - Me saluda en tono bajo.

-Hola. - El bloqueo me impide decir algo durante varios segundos. - Perdona. Pasa, pasa.

-Siento haber venido sin avisar...

-No te preocupes. - Le hago un gesto para que se siente en el sofá. Nuestra conversación es fría y poco fluida, pero es que no me esperaba su visita. - ¿Quieres algo de beber?

-No, no. Tranquila. - Me siento a su lado impaciente por saber a qué se debe que esté aquí ella. Marta. La ex de mi novia con la que nunca he tenido muy buena relación. - Supongo que querrás saber qué hago aquí...

-La verdad es que me tienes intrigada. - Sonrío levemente y ella me corresponde. A pesar de que empezamos mal, luego nos hemos visto en varias ocasiones y ha sido distinto. Desde que entendí por qué la fotógrafa protegía tanto a Marta se me quitaron cualquier tipo de dudas y, además, sé que ella no tiene culpa de nada.

-Es que me he enterado hoy de que Patri se ha ido y... - Baja la cabeza y juega con una pulsera que tiene entre las manos. - Me parece tan raro que no se haya despedido. Y, encima, según he leído estáis en una mala racha y me extraña porque siempre nos lo contamos todo. - Levanta la cabeza de nuevo y me mira intentando forzar una sonrisa. - En definitiva, que no entiendo las cosas y he venido por si tú podías darme respuestas.

-Para empezar, eso de que hemos cortado y que estamos mal es mentira. - Resumo tajante para que le quede claro. - Y por lo demás, estate tranquila. Patricia no tiene ningún problema contigo. Al contrario, ayer me estaba hablando de ti.

-¿En serio?

Le explico entonces la historia de que a la fotógrafa le ofrecieron un trabajo y se fue sin poder comunicárselo a casi nadie. Fue todo tan rápido que se ha quedado con ganas de despedirse de todo el mundo y, por eso, me dijo que quería venir en cuanto pudiera a dar una fiesta en la que estarían invitados amigos, familia y no podía faltar Marta. Es cierto que ayer mismo me dijo que es una de las personas de las que más rabia le daba no haberse podido despedir porque, a pesar de los malos momentos, siempre habían estado apoyándose la una a la otra. Así que en parte agradezco que haya venido y sepa de mis propias palabras que Patri no tiene nada en contra de ella.

Pasado un rato, unos temas derivan a otros. Hablamos de mi novia, de la suya, de nuestros trabajos... y, extrañamente, acabamos entre risas. Si hace unos meses me llegan a decir que voy a estar riéndome con Marta a carcajadas en mi sofá, no me lo hubiera creído. Cuando me he parado a hablar con ella me he dado cuenta de que es muy maja. De hecho, tenemos un sentido del humor bastante similar. Es una pena que nunca me hubiera parado a conocerla como ahora.

-Bueno, Malú. Me voy a ir que son casi las cuatro de las tarde y sigo aquí molestando.

-De molestar nada. Además, con lo de las revistas hoy llevaba un mal día y ni siquiera me dejan salir de casa.

-Joder, y pensar que todos los niños quieren ser famosos...

-¡No tienen ni idea de lo que dicen! - Comento entre risas. En parte es irónico, porque ser conocido tiene muchas cosas buenas aunque a veces las malas estén más presentes. - ¿Por qué no te quedas a comer? Yo sola me aburro mucho y ni siquiera tengo a Patricia para entretenerme por el móvil.

-No... Seguro que tienes cosas que hacer.

-¿Yo? Si te acabo de decir que no me dejan salir de casa. - Freno con las manos su intento de levantarse del sofá. - Te quedas y ya. Voy a pedir unas pizzas que te van a encantar.




2 comentarios:

  1. Y ahora qué? Cuenta cuenta, gracias por el capitulo está muy bien, entretenido pero me repito y ahora que? Jajaja

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  2. Jajajaajajajaja ahora solo queda esperar al siguiente capítulo. ¡Gracias!

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