-Cuando te enamores de verdad te darás cuenta de los errores que has cometido. - Me avisó mi madre mientras me sujetaba la cabeza junto al retrete en una de esas noches que no me gusta recordar.
En ese momento no le di mayor importancia a sus palabras. No sólo por la situación en la que me las dijo, también porque creía que lo que había llegado a sentir hacia Marta era insuperable. Pero luego pasa que llega el "huracán Malú" a mis días y los desmantela. Cualquier sentimiento anterior se queda pequeño a su lado. Lo noté en cuanto observe el peculiar brillo de sus ojos. No sé si os habré contado alguna vez lo que se me pasó por la cabeza la primera vez que la vi en persona. Para empezar estaba nerviosa porque iba a conocer a una artista a la que admiraba y, para colmo, llegaba tarde. Me dejé en casa la cámara, tuve que volver y, como si las estrellas se hubieran alineado para hacerme pasar un mal rato, la carretera estaba colapsada. Subí precipitadamente las escaleras del edificio. Afortunadamente, Malú había llegado hace poco y aún estaban maquillándola. Preparé las cosas para la sesión hasta que apareció. Y no os imagináis lo guapa que estaba. Ni en la televisión ni en las revistas se puede apreciar su belleza tanto como frente a frente. Si estaba nerviosa de por sí, al verla la calma desapareció de mi diccionario. No podía parar de hacer pequeños movimientos y hablar muy rápido, sin vocalizar. Para rematar mi lista de errores, le pregunté cómo se llamaba. ¿Hay alguna persona en España que no lo sepa? Pues se lo pregunté, sin más. En cuanto las palabras salieron de mi boca me di cuenta del error que había cometido. Se rió, y yo me reí porque era lo único que podía hacer. Ella aún me sigue recordando esa escena cuando le apetece burlarse de mi. Pero ese momento tuvo una parte buena. Nos destensamos, cogimos confianza y el buen rollo continuó durante toda la sesión. Y, aunque no nos lo esperábamos, durante mucho más tiempo.
Hoy en día, y después de todos los baches que nos ha puesto la vida, estamos en nuestro mejor momento. Ella sigue con todos esos proyectos que tan feliz le hacen. Galas de televisión, conciertos, apariciones en series, imagen de algunas marcas... Cuanto más hace, más quiere hacer. Esta noche acaba la intensa gira con un conciertazo en el Palacio de los Deportes de Madrid. Además, hace más de un mes que puso en marcha su siguiente disco. Reuniones y más reuniones. Dice muy segura de sus palabras que será uno de los discos más "ella misma" de toda su carrera, pero tampoco me da muchos más datos. Según ella todo tiene que ir a su debido tiempo y me enteraré cuando tenga que hacerlo. En ese aspecto me trata como a una fan más. "No quieras saber más de lo que me dejan decir", me protesta. Y yo, como una malulera más, me muero de ganas por saber de sus proyectos.
En mi caso, también me encuentro en uno de los mejores momentos profesionales. Acabé las sesiones con Dani y empecé a recibir llamadas de otros famosos. Antonio Orozco, Miguel Bosé y Alejandro Sanz, entre otros. Algunas revistas o agencias de modelos querían contratarme, e incluso en ocasiones pretendían que me quedara de manera fija en ellas. Pero me negué. Supongo que sigo sin querer atarme a las cosas, por miedo o por lo que sea. Prefiero ir de un lado a otro, sin cadenas. Trabajar con quien me apetezca sin sentirme forzada a hacer algo por haber firmado un estúpido papel. De ese modo comencé a hacerme popular en el mundo de la fotografía. Mi chica guarda en cajas todas las revistas en las que participo. Dice que me merezco todo lo que me está pasando. Siendo sinceros, todo es gracias a ella aunque no lo quiera asumir. Fue la cabezota que insistió en ayudarme y la que me decía todos los días que yo valía para esto cuando yo llegué a tener dudas de que fuera cierto. Pero supongo que el paso del tiempo va poniendo todo en orden y dándole a cada uno lo que se merece. A ella le dio el éxito que siempre ha querido y a mí ser reconocida como fotógrafa. El tiempo también me la dio a ella. Eso sigo sin entenderlo. Sigo sin entender qué hice para merecer sus miradas.
Nos recuerdo el primer día que salí en televisión. Estábamos cenando en mi casa, más concretamente en mi cama. Compartíamos anécdotas, cómplices miradas y esas frases tontas de enamoradas que nos caracterizan, cuando sonó mi móvil. Y menos mal que estaba en la mesilla, porque me encontraba tan a gusto que si hubiera estado más lejos no hubiera ido a por él. Al descolgar sólo escuché a mi hermana diciendo cosas muy rápido. No lograba enterarme de nada.
-Carolina, ¿te puedes tranquilizar y decirme qué pasa? ¿Estás bien? - Por unos segundos incluso me preocupé.
-¡Estás en la televisión!
-¿Qué? - Cogí el mando rápidamente y encendí la pantalla que tengo frente a la cama. Era un programa de moda y actualidad lleno de famosos, consejos de maquillaje y últimas tendencias sobre ropa. La presentadora, una chica joven de ojos claros, bastante guapa, comentaba que había una chica en el mundo de la fotografía que estaba en boca de todos últimamente. - No me lo puedo creer. - Malú se puso de rodillas en la cama, acercándose a la pantalla. Tenía ojos y boca abiertos como platos. Yo también me hubiera puesto en esa postura si no fuera porque estaba tan bloqueada que apenas podía respirar. La joven que aparecía en el canal dio paso a un vídeo. Salían algunas de mis fotografías, compañeros de trabajo alagándome, famosos dedicándome palabras bonitas... Una voz en off relataba mi trayectoria profesional. Por unos segundos tuve miedo y empecé a entender los temores de mi chica hacia la prensa. Sabían cosas de las que yo ni me acordaba.
-También sabemos de Patricia que mantiene una amistad desde hace muchos años con la cantante Malú. - Decía la voz femenina mientras ponían imágenes de mi novia en la pantalla. - Ellas mismas lo reconocieron ampliamente tras ser vistas corriendo y disfrutando de una tarde en Madrid. - Entonces, aparecieron aquellas imágenes de Malú en el coche, conmigo, diciendo que éramos amigas de toda la vida. El plan que ideó Aitor y que acabó por volver a cambiar nuestras vidas. - Hace poco, la fotógrafa publicó en Twitter que estaba en el concierto de su amiga y las redes sociales se revolucionaron. - Apareció mi tuit con el selfie. - A la salida del concierto, una gran cantidad de personas se reunieron para ver a las dos amigas en el coche.
Para terminar, la presentadora deseó que me fuera muy bien y avisó a los espectadores de que escucharían hablar mucho de mi. Seguía muda y paralizada. Tenía el móvil aún en la oreja y mi hermana hablaba sola. Malú reaccionó y me quitó el aparato. Le dijo a Carol que luego la llamaría. Después, con un salto que provocó que me diera contra el cabecero, se puso encima de mi. Me besaba, decía cosas y me abrazaba bruscamente.
-¡Cari! ¡Qué has salido en la tele! - Exclamó intentando que bajara del planeta en el que me había subido.
-He salido en la tele... - Murmuré, intentando ser consciente de la realidad de mis palabras. - ¡Qué he salido en la tele!
Me puse de pie en la cama y comencé a dar saltos. La emoción se había hecho conmigo. Eso es lo que sientes cuando ves que vas consiguiendo cosas por las que llevas más de media vida luchando. Malú se unió a mi entusiasmo. Los gritos de las dos se compenetraban, junto con las risas y el desorden de sábanas . Se me iba a salir el corazón por la boca. Minutos después nos dejamos caer en el colchón con la respiración agitada y el pulso por las nubes. Como dos niñas pequeñas que se han pegado una carrera en el parque y necesitan coger aire.
-Lo siento mucho. - Alcancé a decir cuando me recuperé un poco. Mi chica me miró extrañada y me pregunto que por qué lo decía. - Bueno, por mi culpa te he metido en esto y has salido en la tele.
-Patri, si no me sacan por una cosa me sacan por otra. No te preocupes. - Me volvió a abrazar con fuerza, sacándome una sonrisa. - Mejor salir en estos programas por ti que por otra cosa. Porque cada vez me lían con un famoso diferente...
-Como no tienen datos se los tienen que inventar. - Nos quedamos en esa posición un tiempo. Mirando al techo. Tratando de asimilar los últimos minutos vividos. - ¡Qué fuerte!
-¡Lo realmente fuerte es que tengo una novia famosa! - Desató las risas, que se prolongaron durante un varios minutos. Luego vinieron los besos, las caricias, y los gemidos compartidos por dos almas que juegan. Y yo, que pude tachar otro deseo de mi lista infinita.
Me despierto en su cama, aunque al girarme no la encuentro por ninguna parte. El reloj me dice que son menos de las nueve de la mañana. A duras penas me levanto. Tengo que hacer un gran esfuerzo por bajar las escaleras que dirigen al salón sin tropezarme. Anoche, entre nervios y más nervios, nos acostamos muy tarde y mi cuerpo nota el cansancio. Pero se me pasa rápidamente cuando llego abajo y la veo. El sueño se evapora en un abrir y cerrar de ojos. Lleva un moño, una camiseta de tirantes marrón y unos pantalones de pijama cortos. Muy cortos. Va con la escoba de un lado para el otro del amplio salón mientras canta estribillos de canciones de todo tipo. Solo decir que la primera canción era de Rocío Durcal y la segunda de Enrique Iglesias. Se acerca a un mueble y se queda observándolo durante unos segundos. Después coge un trapo que le cuelga de la cintura del pantalón y frota la superficie de cristal incipientemente. Repite la acción durante un buen rato, tanto que tengo miedo de que rompa el mueble.
-Si echaras el líquido de los cristales te darías cuenta de que las manchas se quitan mejor. - Digo de pronto, incapaz de contenerme más. Da un respingo del susto y se lleva la mano al pecho para comprobar los frenéticos latidos bajo su pecho. - ¿Se puede saber qué haces?
-¿No lo ves? ¡Limpiar! - Se da la vuelta y sigue barriendo.
-¿Y tiene que ser ahora?
-Está todo sucio y desordenado. - Explica. Es mentira. La casa no estaba como los paños del oro, pero sucia tampoco. - Me he levantado pronto y como no tenía nada que hacer me he puesto a limpiar.
-Vale, ya entiendo lo que pasa... - Me aproximo a ella despacio. Llego y levanta la vista, observándome con esa expresión tierna por la que lo daría todo. Al tenerla a cinco centímetros noto lo que me esperaba en sus ojos. Sonrío levemente y su rostro no cambia. - ¡Estás nerviosa! ¡Estás de los nervios por el fin de gira! - Empiezo a dar saltos. Ahora es ella la que sonríe porque sabe que tengo razón. Que sé leer cada uno de sus gestos y he dado en el clavo. La levanto cogiéndola de la cintura y doy vueltas con su cuerpo entre mis brazos.
-¡Para! ¡Patricia! - Golpea mi espalda hasta que consigue frenarme. La dejo en el suelo y la estrujo entre mis brazos muy fuerte. - ¡Qué pesadita estás!
-Y tú qué nerviosita...
Hará cien mil giras, ochocientos Palacios de los Deportes y sacará cientos de discos, pero se seguirá poniendo nerviosa siempre con todo. En cada uno de los conciertos le pasa, pero en el fin de gira toda esa intranquilidad se multiplica por un millón. Es mejor no molestarla si no quieres problemas. Aunque yo, que soy así de tocapelotas, lo sigo haciendo. La cojo de nuevo en brazos y la tiro al sofá para después saltar sobre ella antes de que le de tiempo a apartarse. Cosquillas. Le hago muchas cosquillas mientras intenta alejarme y me da golpes. Me estoy metiendo en un lío y lo sé, pero cuando se enfada tiene un puntazo. Acabo por rendirme y aprovecha para levantarse refunfuñando. Va a la cocina y yo sigo sus pasos.
-Eres idiota. Cada vez más. - Sé que su estado de histeria es a causa del concierto, así que me río. - Si vas a seguir así puedes irte a tu puta casa.
-Eso mismo voy a hacer. - Me hago la indignada y subo a la habitación. Me visto, me peino, meto las cosas en mi bolso y vuelvo a bajar. Cuando me ve pasar a su lado preparada para salir por la puerta se me queda mirando. En realidad me iba a ir igualmente porque sé que necesita estar tranquila. Me abraza por la espalda apoyando su frente en mi nuca. Curvo mis labios. Me encanta. Me encanta que esté así. Hace cinco minutos tenía ganas de partirme la cara y ahora es como un osito mimoso.
-Vente luego prontito, porfa... - Me pide. Y sé que su "prontito" son las siete de la tarde, aunque el concierto es a las diez. - Me gustaría que estuvieses en la prueba de sonido. - También sé que voy a ir y apenas me va a hablar. Ni siquiera me mirará. Su concentración será extrema. Pero le reconforta saber que estoy por allí dispuesta a darle una dosis de fuerza si le bajan los ánimos.
-Yo voy donde tú me pidas.
Y, efectivamente, así pasa. Yo nunca miento a Malú. A las siete estoy entrando con el coche al aparcamiento del Palacio de los Deportes. No pude estar con ella la primera vez que lo llenó, pero hoy sí. Empiezo a estar nerviosa hasta yo. Camino por el interior del recinto. Pasillos y más pasillos. Nunca me lo había imaginado así. Menos mal que los miembros del equipo me conducen hasta su camerino, porque si llego a ir sola seguro que me pierdo. Llamo a la puerta y me dice que puedo entrar. Me la encuentro caminando por el camerino, aún con la ropa de calle. Paso casi de puntillas por miedo a romper el ambiente que tiene creado. Me siento en el sofá haciendo el menor ruido posible y me pongo a trastear con la cámara que me he llevado por si tengo la ocasión de usarla. Es ella la que se acerca para besarme en la mejilla. Luego vuelve a caminar con la mente en algún lugar lejano hasta que llaman a la puerta informándole de que es hora de la prueba de sonido. Coge y suelta aire un par de veces. Mira al techo y sale. La sigo. Quiero que sepa que estoy ahí. Justo antes de subir al escenario se frena. Mira al suelo y luego alza el pie derecho. Ella y sus manías. Cuando empieza a cantar decido dar una vuelta por el lugar. No sé qué direcciones tomo, pero acabo en la zona más alta del Palacio. Desde ahí se ve todo. Tanto el escenario como los espacios que más tarde ocuparán miles de personas bailando al ritmo de las canciones de la mujer de mi vida. A mi me parece increíble todo lo que es capaz de hacer. Con su voz logra sacar sonrisas a la gente, agitar corazones, causar lágrimas, revolver sentimientos, alzar almas hundidas... Hace revolotear mariposas que buscan un estómago al que volver loco. Desde ahí arriba se la ve diminuta. ¿Cómo una mujer tan pequeña puede causar sensaciones tan grandes?
Más tarde, cuando ya se ha puesto el traje ajustado con el que empezará el show, observo cómo la maquillan y la peinan. Está preciosa. La gente se mueve a su alrededor haciendo miles de cosas, pero ella parece inmersa en su propia burbuja. Estoy segura de que si le hablaran no se enteraría. Su madre comenta con Paula qué sombra de ojos es mejor y Rosa habla por teléfono. Malú solo quiere que salga todo bien. Que su público esté orgulloso de ella. Que salgan del concierto con esa sonrisa de la que siempre habla. Tras arreglarla, pide educadamente que todo el mundo salga del camerino alegando que necesita relajarse en esos minutos antes de comenzar. Yo también voy a salir, pero tira de mi mano obligándome a quedarme. Y nos encontramos en la misma situación que antes. Ella dando vueltas y yo sentada mientras la observo. No sé qué le aporto estando así, pero si quiere que me quede con ella será por algo. Lo haré encantada siempre.
Los últimos y más exagerados nervios llegan unos minutos más tarde, cuando entra un técnico avisando de que es la hora. Levanta la vista del suelo. Casi puedo escuchar los latidos de su corazón. Me pongo en pie. Ella se santigua y se atusa el pelo. Parece tan frágil... Comienza a caminar hacia la puerta y, cuando pasa por mi lado, se echa a mis brazos. He de asumir que no me espero el abrazo. Esconde la cabeza en mi cuello. Necesita fuerzas. "Va a salir genial", le susurro muy segura de que será así. Beso su cabello. Se da la vuelta y se marcha, dispuesta a darlo todo en el escenario.
Canta, baila, salta, se ríe... Es irónico lo grande que parece ante tanta gente, sobre todo después de verla tan frágil antes de salir. Los nervios y las inseguridades desaparecieron en cuanto entonó la primera nota. Las guitarras, el piano y los coros empastan a la perfección con su voz. Todo vibra. Todo revive. Todo es mejor gracias a ella. He estado en decenas de sus conciertos, pero este es el mejor, sin lugar a dudas. Su voz recorre cada milímetro del lugar llenándolo de magia. Magia. Ella lo es. Sabe serlo, como pocas personas lo hacen.
Comparte canciones con invitados como Vanesa Martín, India Martínez o Melendi. Disfruta sobre los tacones como nunca. Está muy feliz. Solo hace falta mirarle a los ojos para darse cuenta de que si apagasen las luces, su mirada iluminaría todo el pabellón sin ningún problema. Después de cantar 'Blanco y Negro', las luces se apagan y un foco ilumina únicamente su figura. Me había hablado de todo lo que iba a pasar en el concierto, pero eso me descoloca. No es momento de discurso, aunque parece que va a serlo.
-Como todos sabéis, ya he empezado a trabajar en mi próximo disco. - El público aplaude como loco. Cualquier persona tiene ganas de sus proyectos. - No puedo decir nada, principalmente porque no me dejan... - Pone una de esas caras apenadas adorables que más tarde estarán por todas las redes sociales. - Pero he estado insistiendo mucho... Muchísimo... Y he conseguido que me permitan daros nuevos datos esta noche. - De nuevo aplausos entre el gentío. - Y hay una persona que me va a ayudar a dar la noticia. Él es mi amigo desde hace mucho tiempo, pero últimamente hemos estado mucho más unidos por casualidades de la vida. ¡Un aplauso para Dani Martín! - El chico entra corriendo con su típica chupa de cuero. Me quedo alucinada. Ninguno de los dos me había dicho nada de ese momento. Ambos se abrazan. - Una mañana del mes pasado me levanté y pensé: "Me apetece componer." Sentí que tenía muchas ganas de plasmar ideas sobre el papel, transformándolo en una canción. Así que cogí papel, lápiz y goma y me senté en mi jardín a intentar componer. Pero lo que pasó fue que, de tanto borrar frases que no quedaban como a mi me gustaría, gasté la goma. Así que pensé: "Joder. Tengo al gran Dani Martín esta noche en casa. Voy a aprovechar y le pido que me ayude."
-Me sobornó con una hamburguesa casera enorme. - Intervino el cantante entre risas. - No pude negarme.
-Es que mis hamburguesas son increíbles. - En eso tenía razón. Lo que me extraña es no haberme enterado de esa cena. - Con Dani fue muy fácil. Nos entendimos a la perfección y escribimos una letra que a mi me encanta. Es un gran compositor y me lo demuestra día a día.
-En realidad todo lo hizo ella. Malú tiene la cabeza llena de cosas bonitas que escribir. Yo solo le di un impulso para poder sacarlas de aquí dentro. - El chico señala con el dedo la cabeza de mi novia.
-Nosotros disfrutamos mucho escribiendo esta canción y espero que a vosotros os guste. Formará parte de mi próximo disco. Os presentamos nuestro pequeño tesoro. En primicia, "Quiero recordar este tiempo atrás."
"Hoy, me apetece recordar todo este tiempo atrás.
En el que unimos nuestras vidas en un cuento sin final.
Quiero recordar todo este tiempo atrás
Y las lágrimas no dejan de brotar.
Ésta felicidad que siento junto a ti, no dejara de existir.
Porque eres mi vida y luz.
Hoy te digo gracias por estar junto a mí.
En las buenas y en las malas.
Eres mi todo y mi nada.
No puedo sin ti, cariño.
Por favor, no te alejes nunca de mi.
Quiero recordar este tiempo atrás.
En el que unimos nuestras vidas en un cuento sin final."
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¡Hola! Primero decir que la letra de la canción que conponen en el capítulo Dani y Malú es de @Desi_madrid21 Aprovecho para darle las gracias porque se puso manos a la obra en cuanto se lo pedí. Además, me encanta el resultado ;)
Por último dar las gracias por la paciencia que teneis. Intento subir más, pero es imposible. ¡Sois geniales!
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